Llamamos CISTITIS a la inflamación de la vejiga, producida bien por una infección, o bien por otro agente que la irrita.
Se dice que una cistitis es RECURRENTE cuando se dan más de 3 episodios a lo largo de un año o 2 episodios en 6 meses.
Aunque en ocasiones las cistitis son asintomáticas (no da síntomas perceptibles por el paciente) y se descubre de forma casual al realizar un análisis rutinario, los síntomas más frecuentes son los siguientes:
Estos síntomas, que son los más frecuentes en caso de cistitis, no tienen por qué darse todos. A menudo, sólo se presenta uno o dos de ellos, y como hemos dicho anteriormente, puede incluso no darse ninguno de ellos.
El primer paso consiste en evaluar si existe infección o no, y en caso de haberla, identificar el germen que la produce (el 80% de las veces el causante es E. Coli) y tratarlo con antibióticos.
A continuación, se realiza una detección de los posibles factores de riesgo que están produciendo dicha recurrencia de infección. Algunos de ellos son factores que conciernen a malos hábitos de micción (no orinar frecuentemente (cada 3 ó 4 horas), cortar el chorro de orina, empujar para orinar, etc.) o a malos hábitos de higiene (secarse de detrás hacia delante tras orinar, utilizar toallitas higiénicas, utilizar jabones que perturban el PH vaginal, etc.). Otro factor importante concierne al estreñimiento y a la dieta.
Dado que la mayoría de infecciones de orina proviene del tubo digestivo, cabe corregir la función defecatoria, así como la flora intestinal para prevenir el exceso de ciertas bacterias en el tubo digestivo.
Otro elemento que debemos rehabilitar en algunos casos es el correcto vacíado de la vejiga dado que es frecuente encontrar entre las pacientes con cistitis recurrente o de repetición, un residuo post-miccional (mal vacíado), que facilita la proliferación y adhesión de los gérmenes a las paredes vesicales.
Por último, evaluamos la funcionalidad bacteriológica de la vagina. La vagina, gracias a su PH ácido, supone una barrera de protección para que los gérmenes intestinales al pasar del ano hacia la vagina mueran antes de poder alcanzar la uretra y a la vejiga. Para ello es necesario un buen equilibrio de la flora vaginal, que puede “sufrir” por la toma de antibióticos, el uso de jabones, dietas ricas en azúcares, el estrés o por una abertura vaginal, que debe estar cerrada.
Muchas mujeres presentan una abertura vaginal (tras los partos, por realizar muchos esfuerzos, mucho deporte, …), lo que tiende a perturbar el PH y la flora vaginal. Por ello, el coito es un factor de riesgo de infección para muchas mujeres que les obliga a tener que tomar antibióticos tras cada relación sexual.
Otros factores de riesgo son la menopausia, la toma de antibióticos, los espermicidas, haber sufrido infecciones urinarias en la infancia, …
En nuestra Unidad de Rehabilitación de Suelo Pélvico el tratamiento se plantea de forma PERSONALIZADA en función del diagnóstico médico y funcional realizado, e irá encaminado en cada caso a: